Rotunda
actuación de Duque en Minglanilla
con cuatro orejas y rabo
con cuatro orejas y rabo
COMUNICACIÓN JESÚS DUQUE · 14 septiembre 2017
La
localidad conquense de Minglanilla es una plaza donde las actuaciones del
diestro de Requena se suman por grandes triunfos. En 2017 no fue menos y cuajó
a su lo lote de Nazario Ibáñez de manera rotunda, el segundo –quinto en orden
de lidia- fue premiado con la vuelta al ruedo.
Dos
orejas cortó al burraco que hizo segundo en orden de lidia y que ofreció un
juego de menos a más en sus embestidas gracias a la labor de Duque. Tuvo
calidad el de Nazario pero le costaba pasar mucho sin terminar de emplearse en
los engaños. Jesús le dio sitio en la faena y temple en la muleta para que
fuera ganando confianza y el resultado fue un trasteo macizo donde el sello del
de Requena quedó patente. El pinchazo antes de una gran estocada no enfrió al
público que pidió con fuerza las dos orejas y la presidencia concedió.
Lo
mejor, no obstante, estaba por llegar con el segundo de su lote. Se cumplió
aquello de “no hay quinto malo”. Un poco alto de cruz el de Nazario Ibáñez pero
de muy buena hechuras, descolgó y humilló enclasado tras los engaños con recorrido
y ritmo. Cierto es que por el pitón izquierdo no tuvo tanta calidad, pero en su
conjunto fue de nota y lo aprovechó sobremanera Jesús Duque.
Con
la muleta en la mano derecha levantó al público de sus asientos desde la
primera tanda, que vino precedida de una pedresina en el centro del platillo de
las que quitan el hipo. Planta asentada, verticalidad, jugando la cintura y las
muñecas… pureza y naturalidad, el concepto del toreo de Jesús Duque en todo su
esplendor. Faena rotunda de principio a fin a un animal que fue bueno pero nada
fácil, hubo que domeñar la bravura a base de firmeza de planta y mando en los
engaños.
Tan
magna obra merecía el mejor de los epílogos, todavía quedaban los circulares y
las luquecinas en un palmo de terreno antes de un estoconazo que hizo rodar sin
puntilla al de Nazario Ibáñez que fue premiado con la vuelta al ruedo. El
público pidió enfervorecido las dos orejas y rabo al grito de ¡Torero! ¡Torero!
y la presidencia concedió sin duda alguna.
FOTOGALERÍA
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